El tiburón es probablemente uno de los
animales más antiguos y más saludables de todos los seres vivientes que habitan
la tierra. Pero lo que más llama la atención de los investigadores, es
cómo siendo éste un animal pre-histórico, su esqueleto esté formado
íntegramente por tejido cartilaginoso y no haya pasado por un proceso completo
de calcificación como si ha ocurrido con otras criaturas más avanzadas como son los peces y el hombre;
tiene además un poderoso y muy eficaz sistema inmunológico, ligado con su esqueleto cartilaginoso, que lo hacen
virtualmente inmune a muchas enfermedades
degenerativas incluyendo el cáncer que afectan a otros seres vivos (
Lane, 1996).
Según las investigaciones realizadas por
científicos del Instituto Tecnológico de Massachussets, el esqueleto de tiburón
representa alrededor del 6% a 8 % de su peso total. La composición química del cartílago seco puro representa
aproximadamente un 41% de ceniza, un 39% de proteína, un 12% de hidratos de
carbono (del tipo de mucopolisacáridos), un 7% de humedad, menos del 1% de
fibra y menos del 0,3% de grasa. Las
cenizas están formadas principalmente por un 60% de calcio y fósforo, en
proporción de 2 partes de calcio por 1 de fósforo, le siguen en orden
decreciente el sodio, magnesio, potasio, zinc, hierro y yodo. También se ha
reportado trazas de metales pesados menor a 10 ppm (Lane 1996, 1992). El polvo
desecado del cartílago de tiburón
constituye un producto natural, al cual además de suplemento nutricional, se le
atribuyen un conjunto de propiedades benéficas en la profilaxis y el
tratamiento de distintas enfermedades y especialmente en la terapia del cáncer
(Menéndez López J. 1994).
Según los estudios efectuados por más de 30
años, en el cartílago de tiburón existiría una sustancia antiangiogénico, es
decir que inhibe la vascularización y es
este agente inhibidor de la vascularización la que estaría controlando el desarrollo y diseminación de
ciertos tipos de tumores sólidos. Posteriormente en otra investigación, se
identificó que este importante agente inhibidor es, en realidad una
macro-proteína denominada inhibidor derivado del cartílago (IDC) que actúa en
combinación con otras sustancias sinergistas que tienen efecto inmunoregulador y antiinflamatorio como son
los mucopolisacáridos de los hidratos de carbono (Condroitin sulfato A y C) y
las sustancias inmunoreguladoras, las cuales estimulan el sistema inmunológico
y a la vez actúan contra la inflamación. Así mismo, el calcio y el fósforo
orgánicos son utilizados por el organismo como sustancias nutritivas, las
mismas que regulan el metabolismo (Lane 1992)
Según la teoría científica del doctor
William Lane, autor del libro publicado en 1992 “Los tiburones no mueren de
cáncer” pionero en el desarrollo de una terapia con cartílago de tiburón en seres humanos, señala que los
beneficios del cartílago de tiburón para el tratamiento del cáncer, artritis y psoriasis, estarían asociadas
a la acción de al menos cuatro proteínas complejas contenidas en el cartílago.
Estas proteínas parecerían inhibir el desarrollo de nuevos vasos capilares en el proceso de
crecimiento y desarrollo de tumores. El
especialista también refiere que podría haber otros procesos
involucrados como la inhibición de la
división celular y la estimulación del sistema inmunológico (Lane 1992).
Los estudios sobre los beneficios que trae
consigo el uso del cartílago de tiburón
son voluminosos y concluyentes, se dice por ejemplo que el cartílago de
tiburón sería muy útil en el tratamiento de algunas enfermedades crónicas que
afectan a la salud como el cáncer, osteo-artritis y artritis reumatoide.También
se le señala que tiene acción reguladora
del crecimiento neural
(Fernand-Espinoza y colbs 1994; Clements y colbs 1998); una acción analgésica y
antiinflamatoria fueron estudiados por unos investigadores brasileños (Fontenele
J.B. y colbs 1997), asimismo en los ensayos clínicos cubanos del cartílago de
tiburón para el tratamiento de pacientes con
cáncer avanzado refractario fue observado el alivio del dolor en
pacientes con cáncer de próstata y de mama con metástasis (Gomez EM y colbs
1996). También el cartílago de tiburón
presenta una acción antimutagénica (Gomez EM y colbs 1996, Felzenwalb I y
colbs1998) y activadora de la respuesta inmunológica ( Menendez LJ 1994).
Como conclusión se puede señalar que el
cartílago de tiburón constituye un producto natural, que rebasa el contexto de su empleo como
suplemento nutricional, con múltiples acciones biológicas demostradas, y que
posee grandes perspectivas para la terapia de distintas enfermedades (Estévez B
M, 2001)
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